Situado a 1km de la Verja de Gibraltar, en pleno Marítimo de Levante, y con más de 60 años de historia.

El Restaurante La Marina fue un reconocido restaurante que abrió sus puertas en 1946 y es conocido en La Línea por haber recibido comensales de la más alta categoría, además de haber figurado en la lista de la guía Michelin por su especialidad en comida mediterránea, productos de mar, y haber conseguido numerosos premios, como el Premio Nacional de Gastronomía por parte de Radio Turismo en 2005, entre muchos otros.

Recibió la Medalla al Mérito de la ciudad por ser seña identificativa de la cultura gastronómica linense en 2009 y fue tal el reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional, que La Atunara era por aquel entonces el epicentro del turismo linense, que a dia de hoy aún es sustentado, a duras penas, por los restantes restaurantes de la barriada. Entre los comensales que pasaron por este restaurante destacan algunos como el escritor Oscar Welles o el actor Sean Connery, destacado por sus actuaciones en "El nombre de la rosa", o "Los intocables de Eliot Ness".

La Atunara, epicentro del turismo linense


Tiempo atrás, cuando este restaurante estaba en pleno funcionamiento y emergían en el mercado otros restaurantes competidores, la gastronomía en La Atunara y el interés internacional por conocer este pueblo pesquero, fueron los pilares fundamentales de la economía de una gran parte de las familias; tanto de las personas que se dedicaban a la pesca, como los trabajadores de los restaurantes.

A día de hoy la imagen de La Atunara se ha deteriorado mucho por culpa de los delincuentes y de la prensa internacional, que han arrastrado la imagen de La Línea a la destrucción de gran parte de su turismo pesquero. El edificio del Restaurante La Marina está abandonado, y lo rodea la maleza y la mugre, además de que alberga ratas en su interior, según denuncia un vecino de La Atunara.

A dia de hoy está abandonado y las autoridades locales no se pronuncian sobre su futuro.

Desde La Buena Línea reivindicamos la reactivación de este sector turístico que en tiempos antaños fue fundamental para La Línea, y sobre todo, la restauración de este emblemático edifcio que sigue siendo seña de la barriada.